¿Tu estas seguro de que elegimos a nuestros padres antes de nacer? Hay una pregunta esencial que se hace todo ser humano alguna vez en su vida y que es la esencia de la conciencia que nos hace ser quien somos, esto es, la pregunta de por qué estamos aquí. El pensamiento moderno apoyado en la ciencia responde muy bien al cómo llegamos aquí: la mayormente azarosa unión de un esperma y un óvulo, el abrazo carnal de dos seres con los que no teníamos nada que ver hasta el momento de la concepción. Para la ciencia establecida no es necesario ir más allá de esto, puesto que, según el paradigma materialista, no existíamos antes de la concepción en el vientre de nuestra madre y no venimos al mundo por ninguna razón o necesidad en específico, lo único que de alguna manera traemos con nosotros son los genes de nuestros antepasados.
Esta respuesta no es muy satisfactoria para muchas personas que creen que su vida y el mismo mundo tienen un propósito, un significado y un destino que no puede ser reducido solamente de la ciega evolución de la materia. Los aspectos cualitativos de la existencia, las intuiciones, las “verdades espirituales”, no pueden comprobarse científicamente, pero aún así ejercen una atracción y nos dotan de una razón de ser, son aquello que nos mueve e impulsa a crecer y desarraollarnos moral y espiritualmente, puesto que el ser humano, creemos, no deja de crecer cuando se convierte en adulto.
Como dice el filósofo Manly P. Hall, para muchos niños la noción de que han existido y existirán para siempre no es en ninguna medida algo extraño, o algo que deben de aprender a creer bajo algún adoctrinamiento, es algo que se cree con naturalidad, puesto que generalmente el ser no se identifica con el cuerpo solamente. Es posible que el universo mismo no haya tenido principio y no tenga final, solamente sea existencia existiendo multiforme, infinita transformación (en esto coinciden religiones con algunas teorías físicas modernas). ¿La muerte realmente es el final? ¿Es el nacimiento el inicio de todo lo que somos? O, en cambio, ¿no es más bien sólo un nuevo despertar en una larga cadena de sueños y despertares en nuevos modos de existencia?