Jesús dijo "todo lo que queréis que los hombres hagan por vosotros, hacedlo igualmente por ellos". Por tanto, nunca esperéis que sean siempre los demás los que den el primer paso. Si queréis ser amados, ¡amad! Si queréis que os den ¡dad!. Y si queréis recibir luz, comenzad dándola a aquel que tiene menos que vosotros, porque en este instante, algún otro que tiene más luz que vosotros, acudirá a daros la suya. Efectivamente esto es una ley.
Ayudando a los demás, atraéis sobre vosotros a un ser visible o invisible, que os ayudará. Esforzaos en ayudar a alguien, en animarle, y comprobaréis que la voluntad y el poder divinos acuden a reforzaros.
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