Plegaria a Dios Padre
Querido Dios,
Siempre nos enseñas como debemos actuar en todo
momento, con el corazón en la mano, con la verdad, sin manifestar ira, colera,
impaciencia, crítica y un montón de cosas que sería magnifico
poderlas seguir siempre y todas al pié de la letra.
Aunque muchas veces
no lo conseguimos, siempre algo aprendemos, pues lo negativo que llega a nuestra vida sirve
siempre para aprender alguna lección que
no hemos superado o aprendido todavía. Y
volvemos a reincidir una vez y otra vez
más, hasta que llega un día que logramos
corregir ese problema y entonces estamos felices de haberlo conseguido, y es
que no nos damos cuenta en seguida, es
al pasar el tiempo que lo vemos y, a partir de ahí es donde debemos
intentar corregir y... así dia tras dia. Porque de no hacerlo o
de no intentarlo – habiéndonos dado cuenta – pecaríamos en nuestra conciencia y
cada dia seríamos más desgraciados., porque la conciencia siempre está alerta,
siempre nos lo reprocha.
Todo esto que escribo
la mayoría de las personas, por
suerte, ya se han dado cuenta y quizás
sin tardar tanto tiempo en descubrirlo como otras.
No funciona igual para todo el mundo.
Pero, mi querido Dios, por qué no nos has preparado a
encajar cuando un ser querido deba marcharse. Más o menos entendemos que llega
un dia que todos debemos partir, aunque cuando se trata de un ser más directo,
familiar o amigo por el que sentimos o
hemos sentido cariño, afinidad, amor,
comprensión o admiración, es
decir, que lo llevamos poco o mucho en
nuestro interior cuando se trata del hijo, hermano, marido de una persona amiga
que quieres, te sientes tan involucrada en el suceso que nos afecta y , aunque uno no lo quiera, no te lo puedes apartar de tu
mente y te sientes impotente y ...se sufre, se sufre mucho, aunque
entendamos que tu, mi
Dios, así lo has decidido, es tu voluntad y debe partir para su evolución, para su bien.
Y no lo entendemos y,
cuando pasa un tiempo, nos
conformamos, casi lo olvidamos, ese problema ya no existe, pero... nos llega
otro y otro, y volvemos a sufrir. Y no
acabamos nunca de digerirlo. Lloramos,
sufrimos y nos revelamos contra nosotros mismos por creer que estamos perdiendo la Fé.
Ayúdanos Señor cuando con palabras, hechos u oraciones, te
pedimos que sanes a una persona querida, que le dés de nuevo otra oportunidad
para rectificar. Sabemos que no siempre puedes acceder a nuestras súplicas, puede ser que no sepamos que esa persona deba
marcharse por su karma que no ha sabido curar pero... a nosotros nos duele y es
entonces –si no acabanos de tener una fé ciega - cuando nos debes ayudar a soportar este
cambio que no siempre lo sabemos ver.
Lleva la Luz a nuestra
inteligencia.
Perdóname pero, en
estos momentos, estoy pasando por una
grave situación, de una persona que está sufriendo mucho en el Hospital y mi
impotencia me ha llevado hoy a
escribirte este carta.
Te quiero con todo mi ser.
Te suplico ayuda para esa persona,
por favor haz que llegue la Luz a
él y también la paz.
Si debe partir, deja que pueda despedirse de su familia y
amigos, no teniendo un aparato en la boca para respirar, con el que no puede
hablar en los pocos momentos que no le atontan los medicamentos.
Gracias por escucharme, sé que me comprendes pero, ay Dios mio, que dura se me hace esta
situación.
Victoria
Lector,
No sé si hago bien en hacer pública esta carta, pero mi
alegría es tan grande, que quiero enviarla a todos los vientos. Perdóname mi
Dios.
La persona por la que pedía su sanación…………se ha salvado.
Después de estar 30
días inconsciente, monitorizado, lleno de cables y aparatos.
Gracias, mi Dios, por escucharme una vez más.
Victoria
No hay comentarios:
Publicar un comentario